Paseo por el terciario y Patrimonio de la Humanidad: Joya ecológica.

La Laguna y el Parque Rural de Anaga. Taganana, Bajamar y Punta del Hidalgo.

Para descubrir la magia de La Laguna hay que andarla. Aparca el coche y camínala. Sin quererlo, los pasos te llevarán al centro, a su conjunto histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999. Todo un orgullo para los laguneros. Desde aquí puedes empezar visitando su imponente catedral, que acaba de ser reabierta tras un largo proceso de rehabilitación que la ha dejado preciosa.

Otro de los emblemas de La Laguna es la torre de la Iglesia de la Concepción, hasta donde puedes subir para divisar unas de las vistas más especiales de la ciudad. En la oficina de información turística de la calle de la Carrera te darán toda la información que necesites. Desde ella parten las vías más populares: las de la Carrera y Herradores. Si quieres conocer de cerca cómo es la arquitectura colonial que inspiró a muchas ciudades latinoamericanas, pasea por ellas. Puedes hacer un alto en alguna de las cafeterías y tascas que hay por todo el centro y picar algo. Es lo mejor para reponer fuerzas.

Paradas obligadas en su visita son el remozado y coqueto Teatro Leal, el Instituto Cabrera Pinto, la Casa Lercaro, el convento de Santa Catalina o el Museo de Historia de Tenerife, en el que podrás conocer de primera mano la historia de la Isla y que junto a otros muchos edificios, conforman un reducto cultural que imprime a La Laguna un aire erudito y elegante.

Si lo deseas, en la oficina de información turística ofrecen visitas guiadas por el casco histórico. Puedes elegir entre varios itinerarios temáticos que recorren los edificios más emblemáticos. Pero aún hay más. El punto vanguardista lo ponen cada año los miles de jóvenes que viven en esta ciudad, también universitaria. La zona del cuadrilátero, junto a la Universidad, es su lugar de encuentro. Calles plagadas de pubs y cafeterías para no salir hasta que echen el candado.

Fuera del casco se encuentra el museo de la Ciencia y el Cosmos. Es un divertido museo para todos los públicos en el que podrás aprender experimentando tú mismo. Además, desde su potente telescopio te sentirás muy cerca del cielo.

Las fiestas de la ciudad en honor al Cristo de La Laguna se celebran durante todo el mes de septiembre. Especialmente mágica es la noche de los fuegos, el día 14. El cielo de la ciudad se llena de colores y de formas espectaculares ante la atenta mirada de miles de tinerfeños.

Bajamar y Punta del Hidalgo

La costa queda a unos 10 kilómetros del casco y es donde La Laguna tiene su pequeño pero atractivo tramo de mar: las localidades de Bajamar y Punta del Hidalgo, en las que puedes aprovechar y darte un baño en sus piscinas naturales. Saldrás como nuevo. Si aún tienes ganas de más, no te muevas de la costa. El sol ha hecho especial amistad con esta cara de la Isla y la puesta de sol es descaradamente bella. Lo mejor, sentarse en algunas de las terrazas de los restaurantes que hay en la zona y degustar un buen pescado fresco al atardecer. No debes perderte una visita a los miradores que hay en el Monte de las Mercedes. Tienen las mejores vistas de la ciudad.

Solo un consejo antes de que la visites: La Laguna es una de las ciudades más frescas de Tenerife, incluso en verano. Lleva siempre un jersey.

Especialmente recomendable es el sendero que, dentro del monteverde baja desde Cruz del Carmen, (donde se encuentra el centro de visitantes y el mirador), hasta Punta del Hidalgo.

Joya ecológica

Como zarpas de un gigante dormido. Así se extienden los grandes acantilados del macizo montañoso que alberga el Parque Rural de Anaga y al que se llega por la carretera TF-12. En este espacio natural vive uno de los tesoros más valiosos de toda Europa, el bosque de laurisilva de la época terciaria. Una vegetación virgen que se empapa del mar de nubes que reposa en ella casi los 365 días del año. Puedes adentrarte en el bosque del Terciario por alguno de los senderos que lo recorren, y parar en alguno de los restaurantes de la zona. Sirven una carne de cabra y un puchero canario deliciosos. No olvides pedir vino del país.

Taganana

Si sigues la serpenteante carretera llegarás a la costa, donde encontrarás varios pueblitos aislados, como Taganana. El encanto de este lugar está en su atractiva playa, el abrupto paisaje que la rodea y los pequeños restaurantes que allí se concentran, donde se pueden comer los mejores platos de la cocina canaria. Te recomendamos que pidas pescado, lo cocinan muy bien.